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6. Sur de Brasil 2012: Ihla do Mel, un paraiso en el estado de Paraná

Tras unos días de relax en Camboriú, por fin decidimos realizar el viaje a Ilha do Mel, el lugar que más ganas tenía de visitar en este recorrido por el Sur de Brasil.
Para el viaje hasta Ilhla do Mel, utilizamos el coche de Juan, un Audi A4 bastante bonito y rápido, pero muy incómodo. La verdad es que fue un gran error ir en este vehículo, sobre todo teniendo la Furgo de Benvenuto, pero tras la insistencia, accedimos a hacer el viaje en este coche.


Cruzamos el Estado de Santa Catarina dirección norte, cruzando la ciudad de Joinville, casi ya frontera con el estado de Paraná. Esta ciudad  es de origen alemán, lo que se traduce en calles ordenadas y limpias, con parques verdes e impolutos, donde chicas rubias pasean en bicicleta. Este lugar bien merece un alto en el camino, pero por circunstancias ajenas a mí, no paramos en este lugar y me quede con las ganas de echar un vistazo a esta auténtica ciudad, la más grande del Estado. A la vuelta tampoco me fue posible visitarla tras una fuerte discusión entre Juan y su chica, pero al menos si pude visitar Ilha do Mel, aunque no el tiempo suficiente que hubiere deseado.
Paraná, el estado de las Cataratas de Iguazú, cuya capital es Curitiba, es también el Estado al que pertenece Ilha do Mel.



Tras un recorrido de algo más de 3 horas, demasiado tiempo, y es que después descubriríamos un camino mucho más corto, llegamos a Pontal do Sul, donde se encuentra el puerto desde el cual salen los ferrys a Ilha do Mel. Allí dejaríamos el coche para embarcarnos definitivamente hacia esta bonita isla.


Desde Pontal do Sur a Ilha do Mel se tarda algo más de treinta minutos, dependiendo un poco del estado del Mar. Se puede llegar a dos lugares de la isla: Praia das Encantadas y Nova Brasilia. Nosotros decimos ir hacia Praia Encantada, para desde allí recorrer lo máximo posible de la isla.




Ilha do Mel (Isla de Miel en castellano), es una isla de apenas 1200 habitantes. Esta isla de extraña forma, similar a Koh Phi Phi en Tailandia, está situada en la entrada de la Baía de Paranaguá. Entre sus muchos encantos esta el de que no hay un solo automóvil en la isla, lo que se traduce en una sensación de calma y total aislamiento.



La mitad Norte de la isla, la más ancha, es una reserva ecológica en la que se prohibe incluso dar un paseo tierra adentro desde las largas playas de arena blanca. Esta  administrada por el Instituto de Tierras y Cartografía Forestal, con la misión de preservar de la mejor manera posible el medio ambiente de esta espectacular isla.




La zona sur más accidentada, da al océano, y al estar totalmente abierto, es un paraíso para surfistas. Además las aguas poco profundas de la bahía se mantienen templadas hasta bien entrado el otoño. La isla se vuelve algo escandalosa durante el Verano, con la llegada de surfistas con atuendos rasta cargando con sus tablas.




Isla do Mel es un importante centro de veraneo, sobre todo buscado por sus bellas y tranquilas playas como playa Encantada, playa de la Fortaleza, do Casual, da Pone do Hospital o playa Grande.




Dimos con una Pousada de habitaciones simples, pero de unos nativos muy majetes y humildes. El hijo, mas o menos de nuestra edad, era un loco del Surf y del equilibrio. En el Jardín de la misma posada tenía puesta una cuerda elástica con la que practicaba el deporte del sonambulismo. Nosotros lo intentamos, como ya había intentado en alguna otra ocasión con mi amigo Jacabo, de Madrid, pero desde luego todavía tanto a mi como al Ruso y Benvenuto nos queda mucho por practicar y aprender.






Nada más llegar dejamos las cosas en la Pousada y fuimos a dar un paseito por la isla. Nos dirigimos a la Praia do Boia en el mar de  Fora. Aunque rápidamente nos caería la noche y tendríamos que regresar. Además de todas formas ya tendríamos tiempo para visitar esta espectacular y grandiosa playa.




De Camino a la Playa descubrí un buen lugar en el que tomarse un Açai. Esta a medio camino entre Praia das Encantadas y Praia Boia, justo pegado a nuestra Pousada.



Cayó la noche y decidimos darnos una vuelta nocturna por la isla, además de que las ganas de comer apretaban. El ambiente aquí nada tiene que ver con Floripa, a la que había visitado recientemente. Facilmente pasariamos nuestra primera noche en compañía de Argentinos, incluido Benvenuto y el Ruso, y propios nativos de la isla. La primera noche en la isla dio para bastante. En primer lugar fuimos a cenar a Praia das Encantadas, en el que uno puede ir a uno de los restaurantes que están sobre la playa. No hay demasiados, ya que en ningún momento da la sensación de estar sobre saturada la playa. No se cena del todo mal, incluso uno puede probar pescado y marisco, propio de las isla.




Tras la cenita en Praia Encantadas, decidimos visitar los escasos garitos de la isla, aunque suficientes para no romper esta armonía que uno tiene en la isla, y es que desde que la pisas las sensaciones son buenas, sobre todo después de la mala impresión que tuve desde el principio en Floripa. Conocimos en unas pocas horas a un montón de gente, también nativos de la isla, algo que para mi es fundamental en mis viajes a los distintos países que visito.




La Noche fue mas que larga, y acabo con Benvenuto agarrándose una buen pedo. Tal fue su borrachera, que incluso tuve que llevarle hasta la habitación. Era la primera vez que veía a Benvenuto en este estado, y la verdad que me eche bastantes risas con el y todos aquellos con los que me fui cruzando en esta extraña y loca noche.




Por la noche en la misma Pousada era fácil ver insectos de todo tipo, en especial las brillantes y espectaculares luciérnagas, que con esos verdes colores fosforescentes, se iluminan de noche.



Al día siguiente me levante con ganas de explorar la isla, a pesar de que Benvenuto se encontraba indispuesto y prefirió permanecer tranquilo en la Pousada. Me fui con el Ruso entonces a explorar lo máximo posible de Ilha do Mel. Primero fuimos a Praia das Encantas a desayunar. Esa Praia, a pesar de ser la más masificada y probablemente la más sucia , es bastante bonita también, aunque la isla esta llena de playas más bellas y solitarias.




Además de buenos lugares donde desayunar, comer o cenar, hay alguna que otra tiendecita donde poder comprar. Y justo hacia la mitad de esta playa uno puede encontrar un Supermercado en donde probisionarse de casi cualquier cosa. También hay alguna pousada en primera linea, aunque me quedo con la mía, que estaba en medio de un bonito bosque a mitad de camino entre dos bonitas playas  tales como Praia das Encantadas y Praia da Boia.
Después de un buen desayuno y por su puesto un energético Açai, fuimos hacia Prai Da Boia.. A solo unos 20 minutos de camino, uno se choca con esta inmensa playa de arena blanca y buenas olas.





Aquel día de echo fue espectacular en cuanto a olas, ya que debido a las tremendas olas que llegaban desde todos lados, uno parecía estar en el Aqua ParK, a pesar de que en realidad era algo peligroso. Pudimos ver a varios surfistas intentando cabalgar estas olas, y a pesar de que el mar estaba picadisimo, alguno era capaz de surfear de manera magistral estas descontroladas olas. Visto el nivel, agarre la cámara e intente desde dentro del mar realizar alguna buena foto de estos surferos en la cresta de la ola, aunque no se me dio demasiado bien.





Los caminos por medio del bosque entre caminos de arena son epectaculares en esta isla. Hay casitas preciosas a ambos lados del camino y cartelitos de madera que señalan el camino hacia los distintos puntos de la isla. Estos caminos deben atravesarse para pasar de un extremo a otro de la isla.








La praia de Boia esta llena de esta especie de esponja ventosa que fácilmente se adhieren a tu cuerpo, aunque no son lo suficientemente molestas como para  que uno deje de bañarse.


También uno puede ver algún que otro tanguita made in Brasil que tanto me alegra la vista en las playas de este país. Ni que decir tiene que aquí es donde se invento y puso de moda este gran invento.

Hay un restaurante en la playa, bien alejada de la extensa zona de arena. No probé la comida, pero no tenía mala pinta.


También muy cercano a la playa están las Grutas das Encantadas, unas bonitas y profundas cuevas que se encuentran en uno de lo extremos de Praia da Boia, en Ponta das Encantadas.




Después de permanecer un buen rato en la playa jugando con sus fuertes olas, decidimos recorrer la isla  pie hasta Nova Brasilia. Este es un recorrido que lleva varias horas, y debe hacerse cuando la marea esta baja, ya que hay algún tramo de rocas en el mar que debe pasarse, y con marea alta es complicado atravesar estos pedregales, ya que no pueden verse y son bastante cortantes.

Atravesar a nado puede ser también peligroso, ya que estas playas están llenas de trampas en forma de corrientes y remolinos, aunque están bien señalizados en todas las playas.



También en la mayoría de playas y como es habitual en todo Brasil, los Vigilantes de la Playa, conocidos como Corpo do Bombeiros, cuidan a los bañistas y surferos que se meten en el agua.





Se puede empezar el recorrido desde  Praia Boia, subiendo por el morro hacia Punta Nhá Pina hacia el Norte. La Praia do Boia empieza a fundirse con una bonita vegetación bien verde en el que incluso se forma un arroyo.








Luego uno se encuentra con el camino, bien señalizado por unas pequeños carteles de madera, que recorre la costa Este de Isla do Mel hasta llegar a Nova Brasilia.



Desde Prai Boia, se debe subir primero una pequeña montaña, desde donde se obtienen unas más que espectaculares vistas de esta imponente Praia da Boia.


Una vez pasado hacia el otro lado del valle o morro, uno empieza a bordear un caminito de arena que se abre sobre la costa de la isla.

La siguiente playa que uno se encuentra es la Praia do Miguel, que se extiende hasta Praia Grande. Una bonita y extensa playa de arena fina.



Después uno llega a la parte quizás mas comprometida del camino, la zona de rocas. A pesar de que ya no estaba muy baja la marea, pudimos pasarlos no sin algún que otro problema. Además a todo esto se le añadió el intento de una familia con su madre de 70 años subiéndose por las mojadas rocas, un locura.


Llegamos entonces a Praia Grande, otra bonita y solitaria playa de esta isla.







Desde esta misma playa uno ya podía divisar el Farol da Conchas, desde donde el cual se obtienen unas vistas de la isla inmejorables, y el cual era uno de nuestros objetivos principales en este recorrido por la isla.


Continuamos nuestro camino desde Praia Grande hasta Praia da Fora, ya muy cerca del Farol da Conchas.




Praia de Fora es otra bonita Playa, donde se tiene también buenas olas para la practica del Surf.




Pasamos por la bonita Vila do Farol, donde uno puede alojarse en magnificas y cuidadas Pousadas tales como la Pousada Astral da Ilha (Ver web aqui). Una Pousada al mas puro estilo del Sudeste Asiático. Es algo caro hospedarse aquí, pero es un lugar idílico para alojarse con tu pareja y pasar unas vacaciones románticas.




Desde Vila do Farol, uno accede al camino que lleva hasta el Farol da Conchas. Para llegar al Faro uno debe sortear también un caminito ascendete de piedras no muy exigente. En cuestión de uno 20 minutos uno ya se encuentra a los píes del Faro.





Durante el camino al faro, las vistas desde el Morro por donde transcurre este camino empedrado son espectaculares.
Por un lado uno puede ver la Praia do Farol o Praia do Istmo, en la costa Suroeste.


Por el otro lado la Costa Sureste con las Praia de Fora o Praia Grande.




Desde el propio faro las vistas no son muy buenas, pero digamos que es el punto donde uno corona esta leve ascensión de magnificas vistas.


Después nos dirigimos a la zona de Nova Brasilia, en donde nos encontramos con Juan y su chica tomándose un aperitivo en este bonito restaurante.




Tras explorar brevemente Nova Brasilia, el Ruso y yo decidimos regresar a Praia das Encantadas. Además tenía pinta de ponerse a llover, ya que unas espesas nubes se estaban rápidamente asentando en la isla.


Nos dirigimos al puerto de Nova Brasilia, sobre la misma Praia do Brasilia. Esta Praia no es de las más bonitas de la isla, pero es un buen punto de partida  desde donde explorar todo el conjunto de esta. Los precios desde/a distintos puntos de la isla no son del todo elevados, e incluso uno puede tratar de negociar con pescadores o nativos a pie de puerto para intentar sacar mejores precios.







En los puertos de Nova Brasilia y Encantadas se puede alquilar un barco privado para hacer excursiones a las islas cercanas tales como Ihla do Superagüi, Ihla das Palmas e Ilha das Peças. Decir que los precios no son nada baratos, aunque pueden negociarse. Si hay tiempo y dinero uno puede realizar una excursión de varios días a las zonas mas agrestes de Superagüi y a la zona fluvial que une la bahía con Sao Paulo.






El recorrido en barco desde Praia do Brasilia a Praia das Encantadas fue de lo más movido, y es que el mar se encontraba bastante picado. Incluso estuvimos a punto de volcar un par de veces, teniendo que sujetarnos fuertemente al mismo bote. Gracias a la pericia del Capitán del barco conseguimos llegar a puerto, pero en algunos momentos llegue a pensar en que cairiamos al mar. Todo quedo en un susto y la experiencia fue similar a la de el barco pirata típico de las fiestas de pueblos y parques de atracciones.



Desde el mismo Barco pudimos apreciar Praia do Limoneiro, una extensa y delgada playa, ya en la Estación Ecológica de la Isla do Mel.



Tras este bonito recorrido por la isla, no nos quedaban demasiadas fuerzas, y tras cenar algo, nos fuimos a dormir temprano.
Al día siguiente me levanté con ganas de seguir conociendo esta isla, ya que todavía habían diversos lugares que quería conocer. La Praia da Fortaleza, a la que se accede en barco, era uno de esos lugares a los que quise ir, al igual que una pequeña inmersión en la Estación Ecológica de la isla, pero debido a la condiciones climatológicas, y es que no paraba de llover, y no parecía según las previsiones de hacerlo en 3 días, decidimos regresar a Camboriú. Fue una lástima tener que abandonar esta isla, pero lloviendo durante todo el día a cantaros se hace imposible disfrutarla. Antes de irnos nos pegamos un merecido homenaje en un restaurante cercano a la Pousada. Allí repondríamos fuerzas para afrontar un largo viaje de regreso a Balneario Camboriú.


Agarramos el bote de vuelta, que tardo más de lo normal debido al mal estado del mar. Como pudimos nos hicimos con una zona del barco que estaba cerrada, con lo que no nos calamos nada, a diferencia de otros que accedieron al barco más tarde y no tuvieron más remedio que situarse fuera de el, mojandose hasta los huesos.




Después del recorrido de 40 minutos a Pontal do Sul, cogimos el coche y  pusimos rumbo fijo a Camboriu. Esta vez fuimos por un camino distinto, que era algo más corto.


El camino además de ser más corto, es más autentico, y es que uno de los tramos lo debes cruzar en un Ferry gratuito que te lleva al otro lado de la bahía. Luego desde allí, ya es seguir todo recto la carretera hasta tu destino. Quizás tomando este camino uno puede recortar cerca de una hora en el trayecto.



El camino a pesar de hacerse largo, se hizo algo pesado, ya que el Audi A4 es bastante incomodo detrás. Aún así las risas fueron máximas, en especial con uno de los temas que de repente sonaron en la radio y describían un poco alguna de las situaciones del momento viaje, en el que Juan y su chica discutían al dejarse su chica la cámara con las fotos en el puerto de Pontal do Sul.


Después de una reconciliación en pleno camino, y casi a punto de volver sobre nuestros pasos a por la cámara, desdedieron regresar y volver al día siguiente para nuestra tranquilidad, ya que no apetecía mucho volver atrás.
Durante el regreso por carretera ya casi entrando en Camboriu, uno puede ver en la carretera una buena réplica de la Estatua de la Libertad, que no se muy bien que hace allá.



También fuimos testigos de una bonita puesta de Sol mientras conducíamos de regreso a Camboriu, en donde pasaría ya mis últimos días en este Sur de Brasil antes de emprender el camino en Furgo hasta Buenos Aires.




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