Sudamérica

La verdad es que en Sao Luis estaríamos solo unas horas, por lo quizás no pude descubrir sus secretos, aunque si me valió al menos para conocer su centro histórico y pegarme una buena cenita.
Con un hermoso centro colonial que ofrece la mezcla perfecta de elegancia destartalada y restauración discreta, es una verdadera joya en la corona del noreste. Las calles empedradas se hallan flanqueadas de espectaculares viviendas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, pintadas de colores y revestidas de llamativos azulejos. Sao Luis posee una rica tradición folclórica plasmada en sus pintorescos festivales, convirtiéndose en la capital Brasileña del Reggae. Posee también una tranquila pero rica vida cultural, y algunas playas, algo degradadas, están a tan solo 10 o 15 minutos del centro.


Aún así y a pesar de solo estar unas horas, no me gusto demasiado la ciudad, y su centro histórico a pesar de ser bastante atractivo no tiene nada que ver con por ejemplo el de Olinda, que mas adelante tendría el gusto de visitar.
Ya entrada la madrugada agarramos un avión con destino Natal. Allí comenzaba la segunda etapa de este recorrido por el Nordeste de Brasil.