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Morro de Sao Paulo y Salvador de Bahía 2011: 5 días libres por cortesía de AEA.

En Septiembre de 2011 y nuevamente gracias a mi trabajo de auxiliar, regresaba a Salvador de Bahía, Brasil. Esta vez no era una simple parada de 24 horas, como es lo normal en mi trabajo, esta vez eran casi cinco maravillosos días disfrutando de Bahía.

El viaje no hubiera sido totalmente completo sin la Tripulación con la que coincidí. Siendo quizás una con las que mejor me he cruzado, juntos vivimos unas bonitas jornadas en Bahía. David, Vall, Rocio, Bea y su marido, Pilar, Miguel y su chica, los pilotos y el resto de la tripu, hicieron de este destacamento, el más mítico hasta la fecha, siempre con permiso de el destacamento en Laponia, que quizás haya sido el mas guapo y auténtico.

Llegamos ya casi de noche, con el tiempo suficiente como para cenar y charlar un rato, en especial sobre los planes que todos teníamos en estos días por Salvador. Mi primera intención era la de volver a Imbassay, en la Linea Verde, un lugar espectacular que ya visite por 2008. Finalmente, la mayoría de la gente  quería visitar Morro de Sao Paulo, y yo no iba a ser el único que no fuera. Practicamente fuimos todoa la tripulación a Morro, excepto algunos pocos como Pilar o Miguel y su chica, que fueron a Imbassay y quedaron maravillados tras su regreso.
Por la mañana temprano, cogimos una Furgo para ir al puerto. El conductor de ella se convertiría en nuestro transportista durante toda nuestra estancia. Su conductor, un crack, que a pesar de que medio su tarjeta para recomendároslo, desgraciadamente la perdí, aunque intentare buscarla para que le llaméis en vuestras excursiones por la ciudad. Al menos con la foto, si lo veis, no dudéis en que os preste sus servicios. Incluso me regaló un CD de música tradicional Bahíana que ha mi me gustaba oir  mientras nos transportaba en su furgo. Un crack como decía.


El puerto donde se coge el bote rápido esta en Ciudade Baja, pegado al Mercado Modelo. Es recomendable pillar uno de ida y vuelta, ya que es abierto y cuesta algo menos. Eso si, si lo pierdes deberás comprar otro, tal y como le paso a David. Hay varias salidas diarias, especialmente en verano, pero lo mejor es ir a primera hora y aprovechar el día. El trayecto en el bote rápido es de entre 2 y 3 horas, bastante movido, y los que se marean con facilidad, deberían de llevar algo para el mareo. Lo mejor es salirse a la parte de afuera del bote y dejar que te pegue alli el aire. La ida no fue demasiado dura, pero la vuelta fue otra cosa.


Llegamos a Morro a eso del mediodía, y rapidamente buscamos alojamiento. Queríamos instalarnos rapidamente, y asi aprovechar el día en Morro.


Nos hospedamos en La Pousada Das Estrelas do Morro, una pensión modesta pero acogedora, donde su staff es bastante eficiente y agradable. Precisamente la Pousada era del marido y su padre de una compañera nuestra, Elena. Dani, y su padre Roberto,  hicieron de espectaculares anfitriones en Morro, y nos trataron mejor que bien. Así que si pasáis por Morro, no dudéis en alojaros por su Pousada. Este esta en el centro de la ciudad, un buen lugar como punta de partida para las visitas a Morro.


Dani tiene además un Garito/Bar/Restaurante llamado Six. Su restaurante está abierto para cenar, y cuenta con tres tipos de cocinas diferentes, como Sushi o asados al mas puro estilo argentina, de donde es el. Después de una buena cena, no puede faltar unas copitas en su Bar, para después acabar en una pequeña Disco que tiene también. La verdad es que sin duda es el mejor sitio de la playa 2, donde se encuentra, y bien merece la pena pasarse. El personal también en la linea de sus dueños, y con todo el buen rollo que se respira en el Six, fue donde pasaríamos todas nuestras cenas y postcenas.
Decir que no solo Dani  nos invito a casi todo, hasta casi tener barra libre, y le estaré eternamente agradecido de lo bien que se porto con nosotros.



Morro de Sao Paulo es un pequeño morro perteneciente a la isla de Jinharé, isla vecina de la espectacular Boipeba, una espectacular isla repleta de lugares paradisiacos tales como Bainema o Moreré. Fundamentalmete esta formada por cuatro playas a las que no se han comido mucho el coco en nombrarlas, ya que son primera, segunda, tercera y cuarta Praia.
También la espectacular playa de Gamboa, al otro lado de Morro, formán parte de este idílico lugar.

Con un pequeño centro urbano, donde se concentran la mayoría de pousadas, restaurantes y demás, Morro es un pequeño lugar donde los vehículos a motor no existen, e incluso las bicicletas están prohibidas.

Sus callecitas de arena, solo permiten unos vehículos: Los Taxis. Estos no son más que carretillas usadas para llevar las maletas a los turistas o demás productos a los establecimientos.



La segunda playa es la más animada de todas, así que si lo que se busca es tranquilidad, aquí no te dejaran dormir hasta altas horas de la noche.

La cuarta playa esta totalmente solitaria y creo que solo hay un par de sitios para hospedarse.

En la Tercera Playa también se está bastante tranquilo, y no tan alejado de todo como en la cuarta.

La primera playa es la menos visitada, ya que uno se la suele pasar de largo en su camino a las demás playas. Yo tampoco es que haya pasado muchas hora en esta playa, pero está bastante bien pasarse por aquí. Desde lo alto de la montaña que se ve en la fotos es posible lanzarse en tirolina. Allí en la primera playa recomiendo un bar que lleva mi nombre: El Manus Bar

Nuestras primeras horas en Morro fueron frenéticas y  después de comer un poco de Moqueca, un plato típico bahiano, las dedicamos sobre todo en recorrer por la orilla desde la primera a la cuarta playa. En pocas horas se puede hacer la ida y vuelta paseando tranquilamente.


Por la noche acudimos a cenar al Six, el garito de Dani que antes comentaba. Cenamos de manera excelente, para después tomarnos unas copitas en el garito del Six. Durante la cena, suelen ofrecer música en directo, con bandas muy interesantes.


Por la Noche también es bonito observar Morro, a pesar de no estar muy iluminado. Desde el Faro hay unas espectaculares vistas.


Al día siguiente, fuimos a visitar la espectacular Gamboa. Para mi el lugar más especial de Morro. Allí se puede disfrutar de una espectacular jornada playera. Esta playa esta más alejada que las otras, aunque se puede ir en barco desde la segunda o primera playa. De todas formas merece la pena llegar a la playa andando, atravesando por la orilla la costa de Gamboa. Se debe tener cuidado con las mareas, ya que si se esta alta, no es fácil el acceso. Si no se puede cruzar porque esta alta la marea, deberemos ir en barco. En esta ocasión, Rocio, Vall y David me acompañarian en el recorrido.



Nosotros fuimos andando a la ida, y aunque la marea andaba ya bastante alta, pudimos cruzar hasta Gamboa.  Gamboa en el lado Norte de Morro tiene diversas atracciones tales como visitar la desierta playa de Ponta do Curral o el banco de arena de Coroa.


Un nativo de la isla nos acompaño en esta pequeña ruta a Gamboa, pero no resulta complicado llegar por si mismo.

Otra de las atracciones es el baño de arcilla. Desde una arcillosa roca de acantilado uno puede rebozarse en barro, lo cual  se dice que es muy nutritivo para el cuerpo. Por si acaso, uno se debe embadurnar un poco con esta arcilla.

En Gamboa pasaríamos casi todo el día, disfrutando de su calma y espectacular playa. Cuando caía el atardecer decidimos regresar en bote, ya que andabamos algo cansados y se caía la oscuridad rápidamente. El bote creo que sale por un par de reales y merece la pena pillarlo si uno quiere evitarse la pateada de regreso.


Con el bote paramos en un Bar que se encuentra al comienzo de la costa de Gamboa. Allí también se puede disfrutar de música en directo y sobre todo de las mejores puestas de Sol de Morro de Sao Paulo.  No recuerdo el nombre del Bar, pero no es muy dificil encontralo.

Tras disfrutar de esta maravillosa puesta de Sol y encontrarnos con dos compañeras a las que habíamos llevado en el vuelo, decidimos regresar a la Pousada y prepararnos para la frenética noche que estaba por venir.

Nuevamente nos juntamos todos para cenar, y nuevamente lo hicimos en el restaurante Six de Dani. En torno al caminito que te lleva del centro a la Segunda playa, se montan unos pequeños puestos donde preparan exóticos cócteles con frutas tropicales. 


Una vez terminada la cena, decidimos tomarnos unas copitas. Nuevamente Dani nos invitó a casi toda las copas. 



Aquí no se quedaría la noche, y es que tras pasar varias horas entre el bar y la disco del Six, decidimos ir a una Mega fiesta que se organizaba en Morro. Cerca del puerto donde te deja el bote de Salvador, hay una Disco al aire libre donde se suelen celebrar grandes fiestas. El garito es bastante grande, y la fiesta que tocaba en nuestra visita era la de la espuma, una autentica locura. Gracias a Dani pudimos entrar gratis a la fiesta, cuyo entrada rondaba los 20€. Con esta fiesta y a altas horas de la madrugada, terminariamos este largo día.


Al día siguiente nos levantamos temprano, ya que queríamos aprovechar un poco el día; por la tarde regresábamos a Salvador. Recorrimos nuevamente a pie Morro y disfrutamos de una relajada mañana playera, a pesar de que el día no era el propicio. 

Por la tarde, cogimos el Bote con destino Salvador. Esta vez el trayecto fue bastante movido, y medio barco andaba mareado, en especial el marido de Bea, que a pesar de estar algo acostumbrado a los mares Galegos, le afecto bastante. 


Desde el barco fuimos testigos de una espectacular puesta de Sol.



Esta era la segunda vez que iba a Morro, y a pesar de que no era mi intención la de regresar aquí, me gusto bastante esta segunda experiencia. Si pasas por Salvador alguna vez, no dudes en hacer una escapada a Morro de Sao Paulo, no te decepcionara...

Al llegar al puerto de Salvador, nuestro buen conductor  nos esperaba al regreso. Sin tiempo para casi nada, volvímos al Hotel. Por la noche saldría a cenar con varios miembros de la tripu. Fuimos a probar la famosa Picaña, un tipo de carne muy típico de allí, y el cual no esta nada mal.


Al día siguiente fuimos a visitar un un poco la ciudad de Salvador, en especial el área del Pelourinho.Tras un buen desayuno en el hotel, fuimos nuevamente con el crack de nuestro conductor a visitar la ciudad.

En un primer lugar nos dirigimos al Mercado Modelo. Un tradicional mercado situado en Ciudade Baixa, donde venden todo tipo de artesanía tradicional brasileira. 
Después, un breve recorrido por Ciudade Baixa, con sus destartalados edificios, que a pesar de estar derruidos le dan un toque de colorido.


Para subir a Ciudade Baixa desde Ciuade Alta, se toma el enorme ascensor por unos centimos de Real. Se puede bajar o subir por un caminito, pero no es muy seguro andar por allí. Una vez arriba, uno se encuentra ya en las puertas del Pelourihho.


Desde lo alto, las vistas hacia el puerto, mercado modelo y ciudade Baixa son epectaculares

El Pelourihno es la zona antigua de la ciudad.  Nombrado Patrimonio de la Humanidad, es el casco antiguo más bonito de todo Brasil junto con el de Olinda. En ellos la influencia portuguesa rebosa por doquier. Sus calles adoquinadas repletos de bajitos edificios de colores, sumado ha que se respira arte y música por las cuatro esquinas, hacen de este sitio un lugar idílico para caminar entre sus calles 

A pesar de que son muchas las veces que he venido a Salvador, si no recuerdo mal, solo había estado un par de veces en el Pelourinho, así que este recorrido me sirvió para conocer mejor esta zona de la ciudad. De todas formas, existe una especie de maldición para cuando decido pasear por el Pelourihno, y es que siempre me acaba lloviendo, lo que limita mucho el recorrido por sus calles. En el  Pelourihno hay un buen número de edificios históricos que ver, sobre todo sus bonitas Iglesias.

En el Pelorinho, justo antes de irnos, dimos con una banda que tocaba los tambores extraordinariamente. Lo más increíble es que formaban parte de una asociación para ayuda a las personas sordas, y algunos de los que excelentemente tocaban los tambores, lo eran. 



Pronto se nos echo la noche y decidimos regresar al Hotel. Al día siguiente finalizaban definitivamente estas minivacaciones. Aunque salíamos tarde, por lo que todavía tendríamos unas horas más de relax en Salvador. De camino al Hotel, pasamos por varias favelas de la ciudad. Bahía a pesar de que muchos piensan que es muy peligrosa, no lo es tanto, y con algo de cuidado es difícil que te suceda algo.

El último día fue de relax en el Hotel, disfrutando de sus jardines y piscinas. El Hotel estaba situado en la zona de Itapúa, algo alejado del centro, pero muy tranquilo. La playa más cercana no está mal, y esta lleno de Barracas. Las barracas son como los chiringuitos de España. Las vistas desde las partes altas del hotel eran espectaculares, y podías ver además de la playa de Itapúa y su Faro, casi toda la costa de la ciudad.


Primero nos pegamos un excelente desayuno. Justo a continuación, nos echarnos sorprendentemente  un partidito de fútbol. Mira si estábamos descansados, que horas antes del vuelo, nos daba por jugar al fútbol y probar la excelente cancha que había en el hotel.

Luego pasamos el resto de las horas haciendo el bobo en la piscina. Allí también aprovecharíamos para comer, justo antes de retirarnos a nuestras respectivas habitaciones para dormir un rato, justo antes de que volviéramos a Madrid trabajando.
Para colmo el vuelo no iba excesivamente lleno y disponíamos de Crew Rest, algo que en mis años como tcp, jamás había catado, con lo que  pudimos tumbarnos incluso un rato a dormir en vuelo.
Fue un excelente destacamento de 5 días, de los mejores hasta la fecha, y a pesar de que en esta ocasión no vi a ninguno de mis amigos Bahianos como Victor, Nilo o Joy, disfrute enormemente con la compañia de mi tripulación de cabina...


Para más información sobre Salvador de Bahía, consulta mis demás artículos de la ciudad

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